“Las dos cosas mas importantes que puedes darle a tus hijos son: Raíces y Alas”.
Realmente, en estos momentos no puedo recordar quien escribió esta frase, pero cuando la leí, me causo un inmenso impacto por su profundidad y sabiduría. Hoy siento que, aunque haya una aparente seguridad al arraigar tus raíces en la tierra, esta se ha vuelto terrones, árida y endurecida por las malas costumbres, la indolencia, la falta de respeto, la impunidad y el flagelo de corrupción que reinan en mi hermosa Venezuela. Se me esta acabando el arraigo!!!
De alguna manera, tus raíces y tu entorno determinan quien eres y quien serás…Yo se quien soy. Soy nieta e hija de inmigrantes que llegaron a Venezuela en la época post guerra para hacerla su hogar, con muchas esperanzas, poco dinero y manos decididas para trabajar. Así lo hicieron, trabajaron duro y salieron adelante, criaron profesionales y buenos ciudadanos, y ahora son catalogados como “oligarcas”, “opresores del pueblo” y “musius pendejos”…Yo se lo que quiero seguir siendo: Buena madre, esposa, profesional, quiero que mis hijos crezcan en libertad, seguridad, paz y valores; que ellos también sean buenos padres, esposos, profesionales y ciudadanos, quiero seguir el ejemplo y valores de mis antepasados de trabajo, solidaridad y tenacidad. Pero, la tierra se esta secando… Las semillas que estoy tratando de sembrar no van a germinar si las condiciones no son propicias.
Los pájaros migran cuando las condiciones climáticas, de alimento, apareamiento y nidacion se lo hacen imperativo para asegurar la perpetuación de su especie. Es cuestión de supervivencia. En nosotros, los humanos, la supervivencia también tiene dimensiones emocionales, espirituales y psicológicas. Queremos volar por diferentes razones: la guerra, el hambre, el peligro. De hecho, mis padres migraron por estas razones. Pero también migramos por la falta de un futuro claro, el hastío del “status quo”, la impotencia de poder hacer algo mas para solucionar los problemas del país, la falta de ambiente propicio que promueva el crecimiento personal, profesional y de comunidad. Por eso, me ha llegado la hora de volar, de extender las alas, de lubricar las plumas y de buscar vientos mas favorables que me ayuden a llevar las semillas de nuevos árboles a tierras abonadas que aporten nutrientes para que las raíces se fijen, se profundicen y crezcan árboles fuertes y sanos, donde sea realmente apreciada su majestuosa belleza.